13.1.08

Nada que hacer~~

Todo lo que escribiré después de los dos puntos es total y absoluta improvización:

Ghost Flowers~

Y entonces, cuando el delgado hilo que divide los tiempos dentro de los lugares se debilita, es cuando el caos llega y nos inunda a todos, porque tú no perteneces a donde estás y lo que está ahí no pertenece a donde estás tampoco; dificil es encontrar nuevamente tu tiempo pero al menos sabrás que estás en el mismo lugar.

Estaba dando vueltas por la calle; soleada y calurosa, respiró un aire bochornoso y mufó. Caminó a otra dirección y el cielo se oscureció, las nubes se inflaron y el agua cayó, volteo de repente y el árbol que hace rato no notó era grande, tan grande que parecía picotear las nubes; y entonces ya no se sintió en casa; la gente caminaba a su alrededor sin mirarla, caminaba rapido con periodicos en la cabeza o lo que fuese; la lluvia los había tomado de sorpresa.

-¿De dónde sois, mujer?-
Volteo y lo miró, alto, muy alto, su piel era pálida y las ojeras verdes igual que sus ojos, el cabello ondulado y negro y la mirada... esa mirada compasiva, extrañada y maliciosa.
-Pues... de aquí-
No dijo nada más y el hombre sonrió, la miró de pies a cabeza; gritó.
-Señor, creo que ha pasado de nuevo-
-¿y porqué debo encargarme de eso, ah? no es asunto mío, yo no controlo eso-
-No, pero es nuestro trabajo y hay que cumplirlo-
Ella observó y tras de ella había un coche, muy antiguo y raro... miró más allá y no había carretera, no había lámparas, no había tiendas; pero si caballos, carretas y coches, faroles encendidos con llamas enormes. Se asustó.
-Regresame a donde debo ir, quiero volver a mi hogar-
Lloró desconsolada, se sentía fuera de si, sabía que no correspondía a esa extraña confusión de tiempos.
-No te preocupes- le dijo un muchacho bajando del coche, un poco más bajo que el hombre anterior, de cabellos lacios y negros y mirada perdida, ojos cafés sin nada muy relevante. Parecía molesto. -Nosotros te ayudaremos a volver a casa, pero de antemano te digo que no será tan fácil comparado a como llegaste-
-No sé ni como llegué- dijo aún llorando
-Ni nosotros, pero te ayudaremos... - Esta vez sonrio, y parecía sincero... le tomó la mano y le ofreció subir al coche.

Tal vez luego la siga.

1 comentario:

  1. Un poco de sobredosis escrita en prosa, cuadros negros de ínfima suerte, lágrimas de plástico azul... y un sue;o al reves...

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